Cada proceso trae consigo inquietantes espectativas, la vida de por sí, es una espectativa continua...cada día, cada segundo es un nuevo acontecer, cada respiración es llenar de oxigeno nuevo el ser, cada movimiento, cada mirada, cada palabra, la vida es un todo nuevo en todo momento, penosamente llegamos a alcanzar una rutina mental y física, en la que dejamos cabida a la desidia, a no dar la verdadera importancia a cada momento,a la vida como tal.
Sucede igual con los amores, lastimosamente concentramos toda nuestra atención en un proceso equivocado donde fijamos espectativas en el otro y no en nuestros procesos y muchas veces por eso es que talvés fracazamos en nuestros intentos de amar conjuntamente con el otro para ser correspondidos.
El amar es innovar, es producir para si mismo y para el otro, sin dejar de pensar en que es un proceso propio y que no depende del otro. El amar como acontecer diario, no debería estar marcado por la ápatia, la pérdida o el dolor; este acontecer personal, que marca el colectivo, debería ser visto como el maravilloso acontecimiento que és, por qué quien ama, simplemente muestra que esta vivo y vigente.
(19/07/08 3:16 a.m.)
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