domingo, 23 de septiembre de 2007

Deseos en prosa

Despierta mi cuerpo anhelante de aquel día, en que la piel llegue a sentir el cálido de sus besos, despierta pensando en el instante, en que dos seres se unan como amantes, prodigándose de caricias, de abrazos, de inigualable sabor de besos.

Mis labios ávidos de su néctar, dulce y embriagante, que irónicamente no adormece los sentidos, sino que los lleva a despertar alocadamente en cada detalle. Y que ahora llevan mis labios.

Despierto y mis manos se llenan de su presencia, recorriendo uno a uno cada espacio de mi cuerpo, nombrándote en cada una de sus caricias, en cada roce, en cada gesto.

Se despierta este cuerpo ávido de sentir al hombre que deseo, sentir como viene a mi interior y se posa suavemente, con el sigilo de la más audaz de las fieras, para luego arrancar la piel a ritmo de sus besos, fuerte y viril.

He despertado humedecida en los posibles besos, esperando el día del encuentro, en que pueda solo mirarte fijamente y sin palabras tomar tu cuerpo. Sentir que mis palabras son acciones, y que le brindan un maravilloso momento; ese que buscamos en cada espacio de nuestros cuerpos.

Le deseo, deseo sentir su respirar fuerte y cadencioso cerca de mí, sentir tu sudor caer sobre este cuerpo, ávido de vida, de pasión, de nuevos besos de piel, contagiarme del ritmo de su cuerpo, y bailar a un solo compás, siendo solo uno por momentos, perdidos en un solo vaivén.

Has logrado sacar de mi pensamiento deseos que sabes he guardado con recelo, tómalos y llévalos a ti y has sentir que esta mujer ha vuelto, más mujer en sus brazos, más tierna en sus labios, mas amiga en su pensamiento.

Tómame en tú pensamiento y aviva la llama del deseo, llévame adherida a tu piel, y marca la mía con la huella de tus besos, ven a mi interior y guárdate en mi, deja en el toda tú hombría, lléname de tú masculinidad, pósate en mi ser y hazme sentir que soy mujer en ti y para ti, colma mi cuerpo de suaves caricias, de estruendosos abrazos, de alocados encuentros.

Llena este cuerpo ardiente, pensando en el instante en que pueda tocar tu ser y seamos solo uno en la piel. Ser solo tú amante.

He despertado humedecida, en el pensamiento, de que estás tocando mi piel en este instante. De que disfrutas como yo, de este goce, de este sentir, de este deseo alucinante.
(23/09/07 7:53 a.m.)

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